El Septimo Sello (Det sjunde inseglet).



—¿Quién eres tú?

—La muerte.

—¿Es que vienes por mí?

—Hace ya tiempo que camino a tu lado.

—Ya lo sé.

—¿Estás preparado?

—El espíritu está pronto, pero la carne es débil. Espera un momento.

—Es lo que todos decís, pero yo no concedo prorrogas.

—Tú juegas al ajedrez, ¿verdad?

—¿Cómo lo sabes?

—Lo he visto en pinturas y lo he oído en canciones.

—Pues sí, realmente soy un excelente jugador de ajedrez.

—No creo que seas tan bueno como yo.

—¿Para qué quieres jugar conmigo?

—Es cuenta mía.

—Por supuesto.

—Juguemos con una condición, si me ganas me llevarás contigo, si pierdes la partida me dejarás vivir.

—Las negras para tí.

—Era lo lógico, ¿no te parece?



La fe es un grave sufrimiento, es como amar a alguien que está afuera en las tinieblas y que no se presenta por mucho que se le llame. Sentado aquí, con vosotros, que irreales resultan todas esas cosas, pierden su importancia. Siempre recordaré este día, me acordare de esta paz, de las fresas y del cuenco de leche, de vuestros rostros a esta última luz. Mantendré el recuerdo de todo lo que hemos hablado, lo llevare entre mis manos amorosamente, como se lleva un cuenco lleno hasta el borde de leche recién ordeñada. Me bastará este recuerdo, como una revelación.



Dirección y Guión:Ingmar Bergman.
Año:1957.